L’Orfeo de Monteverdi: Prologo
L’Orfeo de Monteverdi comienza de una forma muy espectacular, y con La Música dirigiéndose al público para explicar cuáles son sus poderes:
La Música
Desde mi Parnaso amado vengo a vosotros,
ilustres héroes descendientes de reyes,
de los que la Fama imperfectamente relata
vuestros méritos, pues son sublimes.
Soy yo, la Música, quien con dulces acentos
sabe apaciguar los corazones alterados
y puede inflamar, de cólera o amor,
los espíritus más fríos.
Cantando a los sones de mi cítara de oro,
acostumbro a alegrar los oídos de los mortales
e incito a las almas a desear fervientemente
la armonía sonora de la lira divina.
Eso me incita a hablaros de Orfeo,
tras cuyo canto marchaban las fieras
e hizo al Infierno siervo de sus ruegos;
gloria inmortal de Pindo y Helicón.
Ahora, mientras alterno cánticos, alegres o tristes,
ningún pájaro se mueva en las ramas,
ninguna onda murmure sobre las orillas
y la brisa suspenda su camino.
(Trad: Kareol)